martes, 7 de diciembre de 2010

A Las Peñas, ¿en Noche Buena?

En Noche Buena, ¿a Las Peñas? ¡Estas loca! – me dijeron.  ¿Quién va a ir a pasar allá la navidad?, y ¿quién va a querer abrir bares en esa noche? Bueno, en esta ciudad farrera, todo puede pasar.  Y aquí va con lo que me encontré: 

Navidad, ¿en Las Peñas? from Gabriela Román on Vimeo.
¡Què locura ésta la de preguntar a cada bar si abrirá o no en Noche Buena! He ido hasta el más recóndito lugar a encuestar lo mismo.  Ahora si puedo decir que conozco las Peñas.  Hasta pasé por un velorio en el pasaje Galeón, del que casi ni me entero que ha sido ¡velorio!.  En primera instancia pensé que es demasiado visitado el lugar… (ja, ja, ja...). Mi segundo pensamiento fue: esto tiene cara de Bingo (¡ja, ja, que desatino el mío!) Por suerte no se me ocurrió encuestar al “sitio de la congregación”,  de seguro me sacaban a palos si preguntaba ¿en Noche Buena habrá la misma farra que hoy? 
Y bueno, entre indagación en indagación casi se me desmayan algunitos cuando les pregunte si trabajarían la noche del 24: “¡niña, por lo menos en esa fecha se la pasa con la familia”!.  Por suerte para los farreros incansables si habrán bares que los atiendan con  el pavito o el cerdito, al igual que  el cantante y el dj que les haga mover el esqueleto hasta las 22h00 solamente.  Pero ¡ojo! con todo aquel que esté interesado en “invertir” su dinero aquí: si no quieren darse un frentón, primero la reservación.

fotos cantante quimbita (2)


Ya es más de la una de la mañana, y mi labor ha concluido, regreso a uno de los primeros bares para comprobar la exquisitez de la que tanto me habló en la entrevista (y para ser franca, por si se me va alguna copa demás, no quiero correr riesgos de que mis tacos fallen y ¡pum! a la escalinata 1).  Un sex on de beach, un Alexander o una piña colada me vendrá bien para dar crédito que en Las Peñas, uno se lo pasa de lo mejor.
caricatura

Pasión en Las Peñas



Llego al Cerro y siento que viaje en el tiempo. Una arquitectura tradicional y música de antaño me hace sentir por lo menos de la edad de mis padres. Las personas que “paseaban” por el lugar, se encontraban(a juzgar por su estado) desde temprano en algún bar, y valiéndome de eso, les pregunte si venían de alguno cuyo dueño sea hincha de algún equipo nacional, pero no supieron responderme. Recurrí a uno de los guardias que custodian la zona y nada.

Recordando una de las veces que iba con mi  “amigo gringo” a Las Peñas, vino a mi memoria un recuerdo muy vago de un lugar cuyas paredes me llamaron la atención en ese entonces. Me dirigí al lugar con el temor de que podía estar cerrado, pero no, ahí estaba, amarillo como lo recordaba.
Entre acompañada de una amiga y justo enfrente de la puerta estaba la barra y en ella un hombre sacando cervezas del congelador. Entre y le dije:
-          Puedo hablar con el dueño, quisiera hacerle una entrevista.
A lo que él respondió:
-          Claro, yo soy el dueño.

·         Ernesto Medranda:
-          Barcelonista(desde la cuna)
-          Guayaquileño
-          45 años
 Su bar “La Taberna” podría muy bien ser, El Archivo Histórico del BARCELONA SPORTING CLUB, inclusive, si los fanáticos de este equipo quisieran, podrían convertirlo en una especia de capilla.
Una capilla en la cual los vitrales están hechos de pequeños recortes de periódicos, fotos, autógrafos, posters, y todo aquello que forme parte de la  larga trayectoria de este equipo. Camisetas colgadas en lo alto (muy alto) de la pared y trofeos colocados en un estante imitan la forma de santos y su dueño por supuesto con su camiseta de Barcelona, tendría el atuendo perfecto para hacer el papel de sacerdote.
Las cervezas se reparten como el vino y el pan, solo que en lugar de decir Amén, lo que se escucha es Salud! , y luego del primer sorbo un VIVA BARCELONA!.
Esto desde hace ya 15 años, al final de un estrecho callejón cerca del escalón numero 30, pero Las Peñas tiene más de 400 escalones, cerca de 30 bares y seguramente más de un hincha.

Avanzando hasta el primer descanso en el camino “cuesta arriba”, paso a mi lado un hombre cuya pulsera me llamo la atención…SI, ERA AZUL Y DECIA EMELEC… me acerque a él y le pregunte en que bar veía los partidos de su equipo:
-          En el Capiro Azul pues -dijo- si quiere la llevo allá.
-             Bueno,¿ pero eso donde queda?
-          Aquí a la vuelta no mas, venga
Ciertamente era a la vuelta. Luego del primer descanso ahí una especie de giro para seguir subiendo, y a cinco escalones mas estaba el “Capiro Azul”.
El escudo en la puerta  y el mármol  de las escaleras, mesas cubiertas por manteles azules y fotos antiguas del equipo, me hicieron querer buscar al dueño del lugar de inmediato, porque tenía muchas preguntas para él:
Rodolfo Zambrano:
-          Emelecista(desde que nació hasta la muerte)
-           Manabita
-          56 años

Su bar apenas va a tener dos años, pero basándome en la cantidad de gente que vi allí ese día, al parecer el negocio iba bien y de largo. El nombre es en honor a su provincia y por supuesto a su adorado equipo. Digo adorado porque nada puede comprobar eso, más que un tatuaje en el brazo, ese que Rodolfo utiliza como su cedula de identidad cada vez que alguien pregunta, ¿de qué equipo eres?, y fui testigo de ello. Sin embargo Rodolfo rescato que en ese bar es también recibido cualquier hincha:
-          Con tal de que venga a disfrutar del futbol, es bienvenido!

Barcelona y Emelec, “los equipos del puerto”, a pesar de sus glorias y fracasos, han llevado a dos de sus fanáticos a levantar todo un bar en su honor. La pasión que sienten Rodolfo y Ernesto por sus equipos no tiene límites y quisieron compartirla sin reservas con el resto de hinchas y ahora con el mundo.
Seguramente durante esta final de campeonato, no habrá lugar en el Capiro, pues también los “liguistas” podrán darse cita en el lugar.  Mientras  que para que La Taberna se viva un día como este habrá que esperar un poquito más. 

Papá Noel se olvidó de Las Peñas


Untitled from Pame León on Vimeo.

En mi casa mi mamá parece deseperada cuando la Navidad llega, se va al mercado para comprar coloretes, guirnaldas, arbolitos en miniatura (como si no bastara con el que ya tenemos) y millones de lucecitas de colores con ese sonidito chirreante que me escandaliza. No sé si les importe una cuarta, o un medio lo que estoy diciendo, pero es enorme la diferencia que se vive entre cada hogar y Las Peñas.

Sabemos que en Navidad los locales de juguetes, o de ropa, o centros comerciales, tienen ganancias siginificativas port la festividad, pues en Las Peñas, los bares están sobrepoblados... de fantasmas. Las entrevistas que hice dejan ver esa parte, porque aunque no se admita explícitamente, los bares del lugar sufen un descenso en sus ventas, porque la gente se va a otros lugares del país y prefieren dejar la vida nocturna y bohemia, en segundo plano.

Algunos bares preparan menúes interesantes para sobrellevar el feriado, pero notarán que esta vez, el feriado ocupada todo el fin de semana, lo que evidentemente involucra que no se tiene un feriado largo para reemplazar las pérdidas.

A pesar de la historieta emo que acabo de contar, los trabajadores de los locales o bares, esperan con ansias el feriado porque sus esperanzas no cesan, supongo que algún borrachito ha de querer empiparse de licor en Las Peñas, descartar aquello, es pecar de guayacos.

Me soprendió enormemente, uno de los bares en particular, "Mokambo", que si bien es cierto, el dueño del peinado elegante no me quiso dar mayor infirmación, me hizo notar una tranquilidad tremenda en la organización del bar durante las fiestas: "Aquí se trabajara normal como siempre y siempre hay ganancias", ¿Dónde está el testimonio de este señor en los diarios en donde se afirma que Las Peñas sufre un bajón en sus ventas? (Lo  siento, no puedo dejar de ser irónica).

Una vez más el famoso Diva Nicotina, no puede faltar, pero prefiero no hablar de eso, creo que en el video se esclarece de buena (o mala) manera mi reacción por no poder acceder al bar.

Sin embargo, Manuel Linares, dueño del bar "La Taberna" nos recibió con una salsa exquisita, y si supiera bailarla, lo hubiera hecho, pero no dejaré que los lectores sufran algún ataque de burla y comiencen a hacer humor negro con mis moviemientos  (¿Y esto qué demonios tiene que ver con Manuel Linares?). El señor Linares nos comentaba que, muchas veces los extranjeros visitan su bar en festividades porque, según le han dicho, se vive "el verdadero sentir ecuatoriano en las navidades", me dijo que no sabía porque decían esto, pero Linares nos dice que caen con buen billete y entenderlos no es lo prioritario. Estos gringos se vuelven locos con nosotros.

Quimbita es otro de los bares en los que decidí averiguar. Debo admitir que es la primera vez que reacciono de buena manera, a los coqueteos del portero de un bar. Decidí acercarme a mi admirador no tan secreto (era bastante explícito), y empecé a preguntarle un par de cosas sin importancia, hasta que dí con el encargado del lugar. Quimbita, en relación  a Mokambo, sí "la ve negra" estas festividades, pues aún no saben como superar el hecho de  que la gente viaje a otros lados y se pierda todo un fin de semana. En fin, la justificación venia de inmediato: "Aunque de igual manera somos bien conocidos por el excelente serivicio" (El tipo es pilas: Camarita = Publicidad).

Algo me llamo la atención en gran medida (no sé hasta cuando me durará la capacidad de sorprenderme), aunque los bares se vean perjudicados en las ventas, piensan mantener los mismo precios; creo que los combos o promociones servirían de gran ayuda para la acogida de la gente. Esto nos lo dice muy claro nuestro amigo del peinado elegante.

Papa Noel se olvidó de las Peñas. No soy fan del regordete bigotudo y bonachón, pero lo coloco de esta forma porque es reconocido coomo símbolo de la Navidad Comercial, recontra comercial, y punto. Hacer la relación con el dólar vestido de barbas blancas, es para mí una excusa perfecta para decir que este feriado, Las Peñas se queda sin ganacias... y mi mamá se queda con lucesitas de sobra.

100% amarillo


Visité La taberna, un bar 100% barcelonista. Al abrir sus puertas, se me achicaron los ojos ver tanto amarillo. Está repleta de camisetas históricas del Barcelona, fotos de los equipos que han estado a lo largo de varios años y de jugadores que han ido a dejar su huella.

Me contó que para los clásicos sólo aceptan a barcelonistas y que están preparados para el partido del sábado contra Deportivo Quito. No sólo habrá pantalla gigante, sino que premiará a todos sus asistentes. Si este último partido gana Barcelona, habrán premios y hasta quizás “bielas gratis”.

Así que amarillos, pilas con La taberna.

Un guayaco liguista


Fuera del bar El bucanero, me encontré a un guayaquileño que tarareaba “li li ga ga” y yo… OMG! Al entrevistarlo, confirmé mi hipótesis. Sí era liguista y guayaco, ¿buena combinación?... No lo sé.

Él estaba seguro que su equipo ganaría… ¿y si fuera lo contrario? “mmm sería bueno también, porque Emelec es un equipo guayaquileño”. Esa es una respuesta de un buen liguista jajaja

No le gustan las apuestas pero sí celebraría amenamente con sus amigos como de costumbre, acompañado de unas cervezas bien heladas y mientras tanto molestando a los del equipo perdedor.

Azul hasta la muerte

Mis primeros entrevistados eran emelecistas, casa pintada de azul y cada uno tenía una pulsera o un collar de Emelec. Como la mayoría de los que viven ahí tienen su negocio, esta familia tenía un bar llamado “El faro azul”, ¿qué amor al equipo, no?

Ellos eran muy alegres, aseguraban que el Bombillo ganaba porque ganaba y que en el Capwell se daría la vuelta olímpica. Para la celebración habría pantallas gigantes, parlantes a la máxima potencia y la “piscina”(pileta) lista para el baño de la gloria.



Hinchas emelecistas en las Peñas! from Becks Vivar on Vimeo.



lunes, 22 de noviembre de 2010

El buen "Manguito"


Si bien es cierto, son 444 los escalones que edifican a este lugar bien conocido como: “Las Peñas”. ¿Importante?, no lo sé, pero lo que sí, es que en este lugar, se aprecia una gama cultural bastante abarcadora… Y uno que otro negocio trucho que nunca está de más como buenos Guayacos.


Se me ocurren algunas ideas para calificar al bohemio lugar, aquí unas cuantas: “Las Peñas, un lugar para el disfrute cultural” (fofo), “Lo bohemio en su salsa” (más fofo), “¿Hippielandia?” (muy Chafo); no necesito ser una genio para darme cuenta de las ridiculeces que he descrito, pero me justifico en lo siguiente: Las Peñas no abarcan una especificidad, porque dentro de ella se vive un abanico de “esto y aquello”.
Dentro de todo lo que se podría describir del sitio, valdría destacar la fácil exposición de obras de arte por parte de la gente, siendo más concreta, se suele describir al lugar como una oportunidad de mostrar el arte a través de cualquier forma en la que se la requiera.

No creo que deba hacer hincapié en el número de bares, pobladores, o en alguna cifra que ayude en algo a sacar algún tipo de estadística; eso está bien para los periódicos que se encargan de recolectar información dura (A fin de cuentas, por eso los compran, ¿no?). Las Peñas deben contarse en forma de historia, porque lo que se suscita allí, es justamente eso, una historia.
Empecemos con la primera.

“¡Rebeca, no temas!”

Dejando a un lado las escalinatas y las lucecitas de colores que alumbran el lugar, también, en el mismo sector, se puede apreciar un notorio contraste entre lo regenerado y lo que se ha decido olvidar. Justo al lado izquierdo de las escalinatas, se pueden ver casas de cemento sin pintar, locales en mal estado, basura en las veredas y de más. Físicamente, podría decir que sería una buena foto para una postcard con destino a Miami Beach (Mostrando los dos sitios, claro).

Fuera de la vaga descripción del lugar, es preciso exponer el peligroso negocio de la venta de droga que tiene lugar en la parte no regenerada del sector, Las Peñas.


Ahora sí, voy al grano con la historia.


Belén había llegado un poco antes que yo, con ropa no tan llamativa y un atuendo sencillo; Rebeca llegó tiempo después, a diferencia de Belén y de mí, vino vestida con una blusa notoriamente fina y con un look tremendamente llamativo (not good). Decidimos empezar por la parte “hardcore” de nuestra reportería: “El negocio de la droga”.


Tal y como estaba planeado, fuimos al sitio y caminé hacia uno de los guardianes de carros, pues también son ellos los que se encargan de vender la droga en el lugar. Rebeca no dejaba de mencionar a las deidades y santidades habitadas en el cielo, y Belén no dejaba de sonreír nerviosamente con su celular/cámara en manos. En lo que a mi respecta, algo empezó a sucederle a mis rodillas, pues empezaron a acalambrarse a medida que caminaba hacia los “dealers” (vendedores de droga), en resumen, los nervios nos comían vivas.


Fui hacia el sujeto, me dijo lo siguiente:

Dealer: Ya mamita. ¿Cómo hablámo?

Pamela: Broder, ¿Qué tienes?

Dealer: Lo que usted quiera, mijita

Pamela: mmm Ya pues, de una, ¿Tienes Perica (coca)?

Dealer: Si mija, pero esa te va costar carete, esta a ocho dólar

Pamela: Puta broder, deja nomás, dame manguito (marihuana)

Dealer: Ya, ese le cuesta 2 dólar. Yo la vuelvo a llamar y viene a retirar la movida.

Luego del pacto de la venta, decidí acercarme hacia mis detectives NO tan privadas (tómese esta última palabra, como se la suele utilizar en ciertas zonas: Privarse = Atreverse), aunque, ciertamente, ninguna de las tres estaba “Privada” que digamos. Rebeca seguía rezando el Padre Nuestro y advirtiendo a Belén en incontables ocasiones, cómo manejar la cámara. Finalmente me llamaron a retirar el producto y al acercarme, recibí un tubo de papel blanco. Pagué los dos dólares y me retiré.


Una vez fuera del sitio, pudimos sentirnos relajadas al fin, ojo, sin necesitar consumir ninguna sustancia psicotrópica. Nos sentamos en el escalón 001 de las Peñas, y desenrollamos el producto.


No Belén, no es orégano.

Redactado por: Pamela León Andriuoli

Caleidoscopio


Llega el fin de semana, y todos estamos conectados al facebook, msn, twitter y demás páginas que se me escapan de las manos. Después de hacer la pregunta más existencial del mundo (“¿Qué haces?”), empieza nuestro martirio; la respuesta es inmediata: “Nada, ¿tú?” (como si hacer “nada”, fuera posible). Es Viernes por la tarde/noche, y lo que generalmente recibo es una invitación a Las Peñas (vía msn – facebook – twitter ). Hasta el momento en que pongo el pie en la Metrovía, no tengo ni la menor idea, de qué demonios es lo que iré a hacer en las Peñas.

Llego. Me topo en el mismo lugar de siempre (escalón 010 – Entrada a Diva Nicotina). Si pudiera comparar a las Peñas con algún objeto, lo haría con un caleidoscopio. El caleidoscopio es una mezcla de formas y colores que resultan de tres espejos que forman un prisma triangular (por un segundo me sentí erudita en el tema, -por un segundo-). Adaptaré el concepto de este objeto a las Peñas:
Las Peñas: (sust. - adv). Lugar abierto en donde se mezclan distintos tipos de personas como rockstars, punkeros, bohemios, artistas, etc. (Formas/Prisma). Además de las personas que asisten al sitio, se percibe un ambiente relajado de infraestructura llamativa y versátil (Colores/Prisma).

En fin, Las Peñas es eso. Es estar parados en medio de la gente, esperando comer una manzana acaramelada; escuchar un estridente concierto de Diva Nicotina; hacer de chicos rudos por ir a comprar manguito o perica en la parte trasera de las Peñas; asistir a alguna exhibición de teatro en la calle (Normalmente se hace en la Plazoleta); Pasar del MAAC después de ver una buena película o presentación teatral e ir a la tiendita “El Túnel”; conversar por horas hasta darte cuenta que lo que estas hablando son puras pavadas por los litros de alcohol que te tomaste y que ni siquiera notaste (Peñas o no, generalmente, nadie los nota); o caminar por horas hasta toparte con la casa Neumane, para ver si hay alguna presentación de cortos. Todo un caleidoscopio. Casi lo olvidaba, recorrer los 444 escalones para confirmar que a medida que avanzas, existe una variedad de bares y karaokes, y que mientras tú subes, los gringos bajan con cara de asombro única e inigualable: “Estou es awesome!! Muy bonitou. Mi gusta Los Peñas”.

Requisitos para disfrutar una noche en las Peñas (Ponerse sistemáticos de vez en cuando no está de más):

  • Ser chiro no es un problema.
  • Algunos escritores se acercan a conversar, entonces, se debe tener disposición para hablar
  • Evitar asombrarse por la gente que ves y por la ropa que visten. (Mirar mal, puede traer inconvenientes)
  • Dejar de ser sedentarios, porque en las Peñas lo que menos se hace es quedarse parado
  • Tener siempre un plan B (¡¿Cómo demonios me regreso a casa?!)
Lamentablemente, los artesanos que exhiben sus productos en la plazoleta, vienen a finales de mes, por lo que fue imposible filmarlos, pero con ellos también contamos en las Peñas. Ellos son el color de la Plazoleta, por la variedad de tejidos y artesanías de las que disponen.
En mis brazos tengo 19 pulseras tejidas que he ido comprando con el tiempo, pero además de eso, se venden anillos, aretes, pipas, piercings, bolsos tejidos, cintillos de lana, pantalones artesanales y de más.
No sé si logré convencer a alguien en darse una vuelta por el “lugar bohemio”, pero yo tengo más de 444 razones para ir, al menos, un par de fines de semana (Claro, después de navegar en la red como dije al inicio).

Según Ebay, un caleidoscopio (de juguete) está entre los 30 y 50 dólares. Según los que frecuentan Las Peñas, para disfrutar del lugar se debe contar con cinco dólares como mínimo (es lo que generalmente cuestan los conciertos en Diva Nicotina) y 10 dólares como máximo. La pauta está dada, hagan sus decisiones.


Redactado por: Pamela León Andriuoli

Loco, nos vemos en el "TUNEL"!



Los pulmones se hinchan constantemente. El aire sopla como buscando pareja de baile en los cabellos. La gente se mueve como en una película en donde se quiere mostrar el ritmo acelerado del tiempo. Así es Guayaquil, así es la gente, así nos hemos vuelto con el paso del tiempo. Sin embargo, hay un lugar en donde todo puede tomar un paso más aliviado y lento. Las cervezas se alzan a la par y las conversaciones fluyen sin tan siquiera conocerse entre sí. 

El Túnel (o la tiendita), es la guarida - no tan secreta - de los jóvenes universitarios y lugareños de Las Peñas.
Raúl Chiriboga es quien atiende el lugar. Trabaja en este sitio desde el 2001. Los jóvenes lo ubican como el bacán del grupo y lo invitan en más de una ocasión a tomarse un par de cervezas. Don Raúl permite que las paredes de su local se revistan de volantes que llaman a exhibiciones de arte o presentaciones de teatro, cine y música.

Sin embargo no todo es como la brocha lo pinta. En tres ocasiones la M.I. Municipalidad de Guayaquil, ha clausurado el lugar por vender bebidas alcohólicas, aclarando que la tiendita, por ser “Tienda”, no puede vender licor, pues sólo está permitido para los bares de la zona. Las ganancias bajaron notoriamente y Don Raúl no pretende abandonar su tiendita, aparte de ser lo único que le queda, la considera como su pase gratis de contacto con sus jóvenes bohemios.


Ya veremos a Don Raúl con su alargada y ojerosa cara vendiéndonos un par de snacks, y aunque la pena lo inunde, nada lo satisface más que escuchar de sus eternos clientes, el sonido de las guitarras a la entrada de su local.

Redactado por: Pamela León Andriuoli

lunes, 15 de noviembre de 2010

Abanico